Dabuten.

SAMU PARRA
Consultor de marca, copywriter y amante de la fina ironía

Quizás tú eres demasiado joven para recordarlo, pero hubo una época en la que estaba de moda la palabra «dabuten».

Decíamos que algo era «dabuten» cuando queríamos decir que estaba muy bien.

Poco a poco esa palabra fue quedando en desuso y fue sustituida por otras expresiones. De hecho, llegó un punto en el que decir «dabuten» sonaba a persona mayor que quería hacerse el moderno.

Cada generación y cada grupo social tiene sus propios códigos. Y es muy difícil utilizar bien esos códigos si no formas parte de esa generación o ese grupo.

Por eso el público objetivo de muchos negocios es un perfil muy similar al de su fundador.

Nos dirigimos a personas que son como nosotros porque nos resulta mucho más fácil articular una comunicación creíble. Nos sale de forma más natural.

Tratar de participar en una cultura que no es la propia suele salir mal, porque existen sutilezas que se nos escapan. No sabemos qué significados atribuyen las personas de ese grupo a determinadas cosas.

No conocemos sus bromas, sus memes, sus referentes…

Es fácil caer en el efecto «dabuten» y que nuestra marca parezca desubicada. Los integrantes de esos grupos notan cuando una marca no encaja en su cultura. Reconocen (y rechazan) a las marcas que no son nativas.

Esto suele pasar sobre todo cuando queremos llegar a una generación más joven que la nuestra. Pero también cuando queremos participar de un estilo de vida que no es el nuestro. O cuando queremos dirigirnos a un grupo social con una determinada sensibilidad estética (ej. lujo, arte, moda…).

Mi recomendación es que evites terrenos pantanosos y te mantengas en tu hábitat natural. Si conoces el contexto, es más factible destacar sin desentonar.

Conocer las reglas es lo que te permite romperlas.

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