En este artículo me voy a poner en “modo estratega” para hablar de un concepto importante: la ventaja competitiva.
Con tu permiso…
/ Strategy mode on /
El concepto de ventaja competitiva se lo inventó Michael Porter y se ha convertido en una idea troncal dentro del mundo de los negocios.
A pesar de que es un tema recurrente en libros y publicaciones, la mayoría de negocios no lo aplican. En otras palabras: deciden ponerse a competir sin saber cómo van a competir. ¿Qué puede salir mal…?
Podemos decir que un negocio tiene un ventaja competitiva sobre los demás cuando es capaz de producir a menor coste o cuando es capaz de entregar más valor percibido a los clientes. O las dos cosas a la vez, claro.
Por ejemplo:
- Acceso prioritario a materia primas
- Acuerdos de exclusividad con proveedores
- Habilidad o conjunto de habilidades específicas
- Acceso a tecnologías
- Patentes
- Ubicación geográfica
- …
Solo es una ventaja competitiva si es sostenible en el tiempo y difícil de replicar por los competidores.
Difícil de replicar significa que los competidores solo pueden conseguir esa ventaja dedicando muchos recursos o cambiando por completo la filosofía del negocio.
Por ejemplo, si yo tengo unas habilidades específicas muy valiosas que aumentan la calidad de mis productos, mis competidores deberían formarse (esto cuesta tiempo y dinero) o contratar trabajadores especializados (esto cuesta dinero) para ponerse al mismo nivel.
De hecho, a lo mejor mis competidores se basan en unas habilidades totalmente distintas y sencillamente no tiene sentido para ellos tratar de imitarme porque implicaría cambiar por completo su cultura o sus procesos.
Si te fijas, cada elemento de la lista anterior es capaz de hacer una de las dos cosas que hemos mencionado: producir más barato o entregar más valor al cliente
Partiendo de tu ventaja competitiva puedes crear tu estrategia de negocio en base a una de estas 3 estrategia genéricas:
Liderazgo en costes – Cuando aprovechas tus costes de producción más bajos (ej. Tienes más poder de negociación con proveedores) para ofrecer la misma calidad a los clientes a un menor precio.
Diferenciación – Cuando tu producto es diferente al de la competencia gracias a ventajas competitivas como tecnología, habilidades, materias primas exclusivas, procesos, equipo… La marca entraría dentro de este tipo de estrategias (en seguida veremos cómo).
Foco – Cuando el negocio se centra en un segmento o nicho del mercado para satisfacer sus necesidades mejor que los negocios “genéricos” gracias a una ventaja competitiva. Por ejemplo, un negocio B2B con amplia experiencia en un determinado sector puede servir mejor a clientes de ese sector.
Una ventaja competitiva puede venir de serie (ej. ubicación geográfica, habilidades…) o se puede desarrollar con el tiempo tomando las decisiones adecuadas.
¿Cómo encaja el branding en todo esto?
Hoy en día hay muy pocas características tangibles que marquen la diferencia, así que hay que recurrir a los intangibles.
Y ahí es donde entra el branding.
Construir una marca significa asociar tu negocio/producto a unas determinadas ideas, valores o creencias (si quieres aprender a hacer esto, aquí te lo enseño).
Cuando consigues que exista un relación emocional con los clientes basada en esas ideas y te haces visible en el mercado, se producen varios fenómenos:
Preferencia – Ante dos productos parecidos, hay más posibilidades de que el cliente se decante por aquel que refleja su visión del mundo.
Mayor valor percibido – Cuando los clientes te compran, no solo reciben un producto o servicio a cambio de su dinero, también reciben otro tipo de beneficio: status social, realización personal, menos sensación de culpa… Este mayor valor percibido puede traducirse en un precio más alto.
Difícil de replicar – Con el tiempo, la marca se convierte en un recurso estratégico muy difícil de imitar por parte de los competidores, porque las ideas que has asociado a tu marca probablemente carezcan de sentido para ellos. Y en cualquier caso siempre supondrá un coste importante para ellos en términos de tiempo y dinero. ¿Y si alguien decide imitarte? A los ojos del mercado, los imitadores son solamente eso, imitadores…
No sé a ti, pero a mí estos tres puntos me suenan mucho a ventaja competitiva. :)
Como cualquier otra ventaja competitiva o cualquier otro recurso, la marca no es algo que funcione por sí solo. Hay que sacarle partido.
Te pongo un caso concreto.
Tu negocio puede tener una gran reputación, pero esa reputación es irrelevante si no la aprovechas en tus estrategias. Por ejemplo, llegando a acuerdos de colaboración con otras marcas afines.
Así es como tu marca y las ideas asociadas a ella se convierten en una ventaja potencial que te ayuda a competir mejor.
/ Strategy mode off /
Gracias por tus artículos, aprendo mucho.
Estoy en el sector de las reformas del hogar, donde existe una guerra de precios como en otros mercados. Así que para diferenciarme he decidido que ofreceré 15 garantías antisorpresas por escrito en un contrato. Todas atacan a los miedos del comprador. Pienso que en sectores con mala fama las garantías ayudan mucho. No es alta tecnología ni patentes pero los operarios se tendrán que formar más. De momento la idea gusta. Te contaré si funciona.
Hola Jose! No sería una ventaja competitiva como tal, pero sí un valor diferencial muy potente. :)
De los artículos que e leído, este es el que más me a gustado tengo un proyecto personal y también estudió marketing y me encanta este reto que tengo ahora, me as ayudado mucho mucho ya te iré contando de que se trata por qué voy aplicar todo lo que dices Gracias
Me alegra haberte ayudado, Victoria!